Chernobyl (septiembre 2006).

Todavía guardo unos vagos recuerdos de infancia de la noticia que conmovió a Europa y al mundo en la primavera del 86, y que ha despertado desde entonces un interés por el tema que me ha llevado hasta aquí. La lectura de varios libros acerca de la catástrofe, y la visita a una magnífica exposición celebrada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (y más tarde en Alcalá de Henares) acerca del accidente de Chernobyl, reforzarón aún más mi convicción de visitar el lugar y verlo en primera persona.

Todo el perímetro a la zona prohibida está controlado y cercado en un radio de 30km de la central nuclear, por tanto, para visitar la zona de manera "oficial", hay que acudir a alguna de las agencias que organizan desde hace unos pocos años estas visitas guiadas como New Logic, Sam o SoloEast Travel. Dichas agencias cuentan con la autorización y la participación de Tchornobyl Interform, cuyo personal participa activamente en estas visitas guiadas. En otro orden de cosas, la absorción de partículas radiactivas en los seres vivos depende de tres factores fundamentales, a saber, el agente radiactivo, el nivel de radiación y el tiempo de exposición. En todo caso, las 5 horas que se pasan en la zona no deberían suponer un motivo de preocupación dado que la dosis radiactiva recibida es mínima.

Me quedo con una frase de un libro que dice: "La experiencia no tiene punto de comparación con un viaje a las islas Canarias o a Miami". No cabe duda, "el turismo ecológico extremo" no dejará indiferente a nadie.