Mauthausen (enero 2005).

Mauthausen constituía mi siguiente parada en este particular peregrinaje por el deber de la memoria. Este caso toma una especial relevancia, no solo por el gran número de deportados llegados de todas las fronteras en general, sino por su relación con la sociedad española en particular, y que en ningún caso debemos olvidar.

Era considerado el campo de concentración más duro de todo el sistema concentracionario, aunque como solía suceder en muchos otros, fue también en menor medida un campo de exterminio. Varias fueron las características de este campo, una de ellas lo constituye su conocida cantera y sus 186 peldaños. Aquí fueron a parar muchos de los republicanos y exiliados españoles, capturados en territorio francés por el régimen nazi después de la guerra civil española. No existe guía personal para visitar las instalaciones, pero quien visite este lugar seguramente se habrá documentado previamente con la extensa bibliografía que puede encontrarse. Nota: no se si es porque iba solo, pero la visita me impresionó más que la de Auschwitz.

Para acceder a la localidad donde está ubicado el campo se puede llegar en tren. El campo se encuentra a unos 4/5km de la estación y en su día no vi ningún bus o similar. La mejor opción consiste en llamar a un taxi que el propio personal de la estación se encarga de hacerlo. El precio ronda los 10€ por trayecto. Hay que tener en cuenta la hora de paso de los trenes por Mauthausen para enlazar en St. Valentín con la línea principal Linz - Wien.