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CHILE

Regreso a Moscú

Contrariamente a las ocasiones anteriores, una relajación domina todo mi cuerpo en este inicio de viaje, considerando tal vez que la aventura que pudo ser no será tal. El Arco Lemánico desfila en un corto recorrido ferroviario hasta el aeropuerto de Ginebra con vistas al imponente macizo del Mont-Blanc. A esta hora de la noche, algunos vuelos hacia la península Arábiga tienen también su salida, y los viajeros “cargan” grandes bolsas en sus últimas compras por las tiendas de lujo… "ay dinero, cuanto te quiero". Llegada temprana a Moscú, apenas son las 4 de la mañana del sábado, y espero paciente al igual que otros viajeros el primer tren hacia la capital. A la llegada del albergue me espera un descanso reparador para recuperar las horas de sueño que he acumulado en las últimas horas.

He quedado en la Plaza del Manezh, a los pies de la estatua del implacable General Zhukov que aparece retratado a lomos de su caballo pisoteando ruinas y símbolos del nazismo. Katia habla un correcto castellano que ha aprendido en dos años de universidad. Trabaja en las finanzas pero está terminando sus estudios, y planea hacer un doctorado en Europa Occidental el próximo año. La suave entonación en su voz revelan una personalidad tranquila a la vez que tímida en unos gestos pausados y delicados. Paseamos junto al río Moscova lejos de los turistas que se comprimen en la Plaza Roja. Cerca de la Catedral del Cristo Salvador, un parque exhibe una exposición fotográfica con magníficos paisajes, algunos de los cuales se corresponden con el propósito de mi viaje a Chile. En el barrio de Arbat terminamos en un café nuestra cita, dando por concluído nuestro tiempo y esfuerzo por vernos nuevamente.

En el albergue casi todos los viajeros van o vienen de la línea del Transiberiano, y Moscú siempre quedará unida a mis dos viajes por esta ruta. En un intento de desvincularme en esta ocasión de ellos, he decidido cambiar de albergue y coger uno distinto al de otras ocasiones. Una pareja belga planea recorrer Asia y volver a Europa cruzando Pakistán por el puesto fronterizo de Zahedan en Irán. La asociación de rumbos comunes es inmediata. Me intereso a sus planes y ellos a los míos antes de que cambiase todo mi recorrido. Con ayuda de la información que hasta entonces había recopilado en foros y correos, les dejo con más dudas que respuestas, y semblantes de preocupación después de contarles mi renuncia al viaje inicial.

Al día siguiente, mi visado ruso me recuerda que esta escala ha terminado, y vuelvo al aeropuerto de Moscú, esta vez a Vnukovo. En el trayecto me invade la incertidumbre pensando si realmente he tomado la buena decisión en cambiar mi planes y dejar que los miedos vencieran a una determinación que hasta entonces nunca había puesto en duda. En la tarde de hoy domingo 16 inicio mi largo periplo a Santiago de Chile, destino final de mi viaje.

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