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ARGENTINA & PATAGONIA

Vuelo Córdoba - Ushuaia.

Martes 7 de Agosto. Mi primo y Alex me dejan en el aeropuerto de Córdoba, donde volveré a verles en unos 15 días. Empiezo mi periplo en solitario... y lo empiezo mal. Mi vuelo a Buenos Aires se retrasa más de dos horas, por lo que es casi seguro pierda la conexión a Ushuaia. Es la primera vez que me enfado internamente en un viaje, refunfuño en silencio y mi rostro es de extrema seriedad acordándome de que mi margen de error no ha sido, aún teniendo previsto los imprevistos, suficiente. Un comercial peruano intenta mantener una conversación conmigo en la cola de embarque, aunque apenas tengo ganas de hablar. El retraso se acumula, llegando a las dos horas y media. En los escasos 70 min. que dura el vuelo a Buenos Aires, solo hago que pensar en Aerolíneas Argentinas y su madre. Al llegar al aeroparque Jorge Newbery, milagrosamente llego a alcanzar mi vuelo a Ushuaia a punto de cerrar la puerta de embarque, donde "casualmente" también este se ha retrasado 20 min.

Por fin más relajado, me pongo cómodo en ventana y a través de ella veo todo lo que me estoy perdiendo en tierra firme. Decididamente me hubiera gustado bastante más disfrutar el viaje por carretera. El vuelo dura 5 horas. Me pongo a pensar en los que se quejan de las "largas" distancias que hay en España o entre ciudades europeas. Mientras en Rusia o Argentina la gente puede llegar a viajar hasta varios miles de kms, en España son sólo varios centenares. Mi sentido con respecto a las largas distancias ha sido profundamente modificado desde Rusia, confirmado ahora con Argentina. Avisan de tormenta de nieve en Ushuaia, lo que imposibilita el aterrizaje hasta mejoría de las condiciones climáticas, lo que sucede tras 20/30 min. de espera. Es sorprendente como puede aterrizar un avión es estas condiciones, cuando apenas se tiene visibilidad con las nubes a tan baja altitud.

Ushuaia.

He llegado a Ushuaia, cuyo lema más conocido es el de ser "la ciudad más austral del mundo". Se mantiene gracias al turismo mas que a la industria ahora en decadencia. Muchas de las fábricas de aparatos de consumo electrónico se han trasladado a Asia, y sus naves en los alrededores de la ciudad no son mas que recuerdos de la floreciente industria que un día creció en el confín del mundo.

La cantidad de españoles que hay es increíble, especialmente catalanes. Todo está organizado y pensado para el turismo, todos los albergues y establecimientos hoteleros están en contacto directo con las agencias de turismo para facilitar nuestras excursiones y salidas. Los horarios están ya establecidos para que nosotros saltemos de una actividad a otra como en un juego de la oca. No lo dudo, todo está muy bien... pero echo en falta toda la emoción que tuve en Rusia o cualquier otro viaje anterior por cuenta propia. No olvido que en todos ellos el viaje era un fin en sí mismo.


Mi visita empieza con el Museo del Presidio y el Museo Marítimo, aunque me interesa más el segundo que el primero. El Cerro y el Glaciar Marcial se encuentran muy próximos del centro ciudad, con bonitas vistas de la Bahía de Ushuaia y las zonas nevadas colindantes. Tengo que extremar las precauciones, el sendero apenas se distingue por la gran cantidad de nieve acumulada y el hielo se hace más presente en las zonas sombrías. Opto por ser cauto y regresar a la estación de esquí, seguramente tendré oportunidad de sacar mejores fotos en otros lugares. Realizo una excursión matutina con raquetas de nieve y perros con trineos, seguido en la tarde por una salida en barco por el canal de Beagle, donde acabo mareado en el trayecto de regreso. La falta de tiempo me imposibilita ver lo más importante de Ushuaia, el Parque Nacional Tierra de Fuego. Rara vez me he sentido así, como un "turista" mas.

Tal vez me he organizado mal los pocos días que tenía disponibles, el caso es que "la ciudad más austral del mundo" (que en verdad es Puerto Williams al otro lado del canal ya en territorio chileno) no consigue llamar mi atención. Esta sensación me es familiar, ya me pasó en Praga. Falta o falla algo en Ushuaia. Estoy convencido de que si tuviera que coger algún barco con destino a la Antártida, la impresión y el recuerdo de la ciudad hubiera sido bien distinto, pero hoy no es el caso. Es bonito, si, pero nada espectacular o fuera de lo normal que pueda ver también en Europa. Seguro que con la decisión correcta de haber tomado un vuelo hasta aquí, me ha privado al mismo tiempo de ver muchas cosas que sólo pueden verse desde tierra, es por ello que también siento cierta decepción... No pasa nada, me quedan todavía muchos días de viaje y seguro que lo mejor está por llegar. Al día siguiente vuelo a El Calafate. En el aeropuerto de Ushuaia conozco a Jordi y Helena, una agradable pareja de Barcelona, con la que quedaré ligado a Ushuaia.

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