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9
de Enero.
Hoy
emprendo el viaje de regreso. Noto la ausencia de mis dos
compañeras de viaje. El tren Krakow-Katowice tiene
su salida a las 8:30 y la mañana no resulta tan fría
como los días anteriores. Durante el trayecto pienso
en todo lo que hemos vivido durante nuestra estancia en
Polonia. Lo confirmo, Polonia no sólo tiene un interés
histórico…lo tiene todo por descubrir. En Katowice
hago correspondencia con el EC 131 “Polonia”,
procedente de Varsovia y destino Viena/Budapest. En Breclav,
punto fronterizo entre Rep. Checa y Austria tiene lugar
el desenganche de la rama de Viena y Budapest. A la nuestra
se le une la rama procedente de Dresden y Praga. Hasta ahora
el tiempo había sido claro y despejado, ofreciendo
magníficas estampas de invierno. Ahora empieza a
cambiar y una fuerte nevada nos acompaña durante
todo el trayecto hasta Viena. Vuelta a la Unión Europea,
donde se percibe de inmediato el contraste económico.
Llegada a Wien-Sudbanhof.
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Motivo
de mi paso por la capital austriaca: enlazar con el EN 262
“Orient-Express” (no confundir con el VSOE) Wien-París.
Hace algo más de un par de años suprimieron
la rama de Bucarest y Budapest, y hace escasos meses suprimieron
la relación diurna Wien-París, por tanto es
una oportunidad que no desaprovecho para realizar esta gran
relación nocturna. Dispongo de algo más de 5h,
por lo que decido hacer el camino entre las estaciones de
Wien-Sudbf y Westbf a pie. Me sorprende ver la gran cantidad
y el volumen de edificios y palacios con fachadas ricamente
esculpidas. La Stephansplatz y su catedral también
reclaman mi atención. Llego a Westbanhof cansado, el
peso de la mochila contribuye de manera imporante a ello.
De aquí salen multitud de grandes trenes europeos (Berlín,
Hamburgo, Amsterdam, Bruselas, Zurich, Bucarest, Belgrado…),
una gran oportunidad de contemplar y fotografiar bonitas composiciones
internacionales, la variedad está garantizada. Mi tren
destino París está ya en vía. Lo forman
entre otros, los nuevos coches literas de los OBB, muy confortables
tanto técnica como físicamente. Salida puntual
a las 20:34h. Mientras el tren cruza las difusas luces nocturnas
de poblaciones y estaciones, hago resumen de estos días.
Han sido pocos…pero disfrutados a tope con una intensidad
que hasta ahora desconocía. Sin duda, con este viaje
inauguro una nueva etapa en mis viajes ferroviarios...pero
también en mi vida. Me prometo a mí mismo volver
al este, me ha cautivado…y ni siquiera tengo palabras
para definir el motivo, pero volveré. |
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10 de
Enero.
Despierto de
la litera de mi coche. Primer contraste: el paisaje que
me ofrece el este de Francia ha cambiado. No hay nieve,
los árboles aparecen desnudos entre una ligera niebla
que pronto queda despejada con la salida del sol…y
mi dolor de rodilla ha desaparecido. Puntualmente, a las
10:26, el tren llega a Paris-Est. No muy lejos de mi andén
veo el “Maurice Ravel” destino Munich…me
invade cierto vacío. París es ahora un lugar
de tránsito a la espera de la salida del Talgo “Francisco
de Goya” destino Madrid. Aprovecho las horas libres
para ir a algunas tiendas de modelismo ferroviario de la
capital y pasear entre un cielo que amenaza lluvia. El día
me resulta largo y frío, decido volver a por la mochila
que he dejado en la consigna y sentarme al calor de la pequeña
sala de espera de Paris-Est. Me encuentro con un hombre
español. Viaja a Budapest en tren desde Málaga…teme
el avión. Cada uno encuentra sus motivos para coger
el tren, el mío en todo caso es puro placer. A media
tarde decido irme a Paris-Austerlitz. Aquí el ambiente
es más relajado y el bullicio de las otras estaciones
parisinas deja paso a una tranquilidad que queda interrumpida
con la formación y salida de los trenes nocturnos
destino el surdeste y suroeste de Francia. El primero de
ellos el “Francisco de Goya”. Mis compañeros
de compartimento son Erasmus que estudian en Madrid. El
interior me resulta un tanto claustofóbico, aunque
agradezco las generosas dimensiones de la litera. El ambiente
del compartimento es muy bueno, lo que da pie a la prolongación
de nuestra conversación. A la altura de Poitiers,
mis ojos empiezan a cerrarse, es hora de dormir.
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11
de Enero.
Todo
tiene un inicio y un final. Todo vuelve a la normalidad,
a la realidad cotidiana. Apenas quedan 30min de viaje y
una espesa niebla cubre gran parte del trayecto hasta Madrid.
Sin duda no tengo motivo de queja, todo me ha salido bien,
no he tenido ningún imprevisto importante que lamentar,
y sin embargo me siento extraño de volver a casa,
me cuesta asimilar todo lo que he vivido durante estos días.
Hacer este viaje en solitario a 3000km de mi casa no ha
sido una locura…ha sido la experiencia más
impresionante que he vivido en toda mi vida. Sin duda, es
la finalización de una gran aventura, pero el inicio
de otra que se gesta para Enero de 2005 con destino…este.
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