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SIBERIA

Siberia Central, Chelyabinsk - Severobaikalsk

El trayecto desde Chelyabinsk hasta Ekaterimburgo es en 4ª clase, es decir, en asientos con pasillo central suficientemente confortables para las 5 horas que dura el trayecto. Silencio casi absoluto en todo el coche medio vacío. A mi lado una señora, lectora empedernida me enseña con gran discreción un enorme pescado envuelto en el fondo de una de sus bolsas… En Ekaterimburgo la estación está en obras, aquí hago la correspondencia con el directo Moscú – Severobaikalsk, o lo que es lo mismo, mi reencuentro con la línea del Transiberiano.

Después de Omsk la mañana amanece despejada, es un sol difuminado entre una calima que se disipa en el horizonte, un horizonte llano, blanco, helado… La pausa emocional ha quedado bien atrás, y las expectativas van en progresión ahora que he entrado de nuevo en los dominios de Siberia. El paisaje sigue siendo prácticamente el mismo, pero la manera en la que tomo el té, la comida, incluso la forma en la que miro por la ventana es diferente, convencido de que lo mejor está por llegar.

El frío arrecia cada vez más, hasta hoy la temperatura ha sido lineal desde Chelyabinsk, se ha mantenido en valores no demasiado bajos aunque de aquí en adelante se esperan valores máximos de -20º. Los ríos Ob y Yeniséi a su paso por Novosibirsk y Krasnoyarsk respectivamente, son sin embargo uno de los pocos ríos que no se congelan en invierno a esta latitud. En este tramo de la línea del Transiberiano, además de registrarse un intenso tráfico de mercancías, le sobreviene un goteo constante de viajeros que suben y bajan. Entre ellos se encuentran Serguei que viaja a Bratsk y Andrei que continúa hasta Neryungri donde vive y trabaja como informático. Nuestras nociones de inglés, más prácticas que las mías de ruso, facilitan el intercambio de impresiones.

En Taychet la línea bifurca, a la derecha el Transiberiano sigue dirección Irkutsk, a la izquierda tomamos el comienzo de la BAM o Baikal – Amur – Magistral, ramal alternativo y paralelo al Transiberiano que pasa por la punta norte del lago Baikal. Geográficamente mucho más complicada, ofrece una salida ferroviaria a los recursos naturales que se explotan más al norte, y a juzgar por las escasas literas disponibles, también al importante número de viajeros en constante progresión.

En la mañana del día siguiente, veo a un miembro de un equipo de mantenimiento de vía que camina con nieve hasta la cintura… la nieve en esta parte del trayecto es abundante. La textura es muy lisa, casi pulida por el viento, y todo lo que envuelve termina en suaves contornos redondeados que desborda ampliamente de las superficies que cubre. Estamos cruzando la cadena montañosa que rodea Severobaikalsk por el oeste, aunque debemos bajar de altitud en un trazado de curva y contracurva para alcanzarla. Después de tres semanas de viaje desde París he llegado por fin al Baikal.

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